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domingo, 17 de junio de 2007

Cardenal Raul Silva Henriquez - 27 Septiembre 1907 - 2007




Como les va mis queridos lectores.... han pasado unos días de que no publicaba una nota de interés para ustedes sera acaso que nuestro querido pueblo esta invernando y no hay mucho que contar , ó sera que soy yo el que esta invernando , bueno como sea acá les dejo una nota llena de historia de lo que vendrá en septiembre ,quiero agradecer por sus visitas a mi blog que tambien es vuestro y de apoco le estoy mejorando su diseño.


VILLA ALEGRE PREPARA LA CELEBRACIÓN DEL CENTENARIO DEL NATALICIO DEL CARDENA RAÙL SILVA HENRÌQUEZ

(27 septiembre 1907 – 2007)

Sus antepasados y las raíces familiares en Loncomilla

El 27 de septiembre del 2007, se cumple el primer centenario del natalicio del Cardenal Monseñor Raúl Silva Henríquez, perteneciente a una familia arraigada por cuatro generaciones en el Valle de Loncomilla.
En efecto, esta estirpe fue fundada en la zona por don Feliciano de Encinas y Tapia Andía, casado con Ana Echeverría y Castro .
Al extender su testamento, el 6 de julio de 1849, declaraba ser dueño de las estancias de Chocoa, Trapiche y de Huaraculen, esta ultima, herencia del Abate Juan Ignacio Molina y adquirida a través del Obispo Cienfuegos, conforme poder otorgado por el ilustre sabio.
Uno de los hijos de la extensa familia de don Feliciano, fue Francisco Encinas Echeverría, casado en 1825 con doña Javiera Romero y Labra, enlace del que nacieron, entre otros hijos, doña Delfina Encina Romero, casada a su vez con Diego Henríquez Cienfuegos, sobrino del obispo ya mencionado.
La hija de ambos Mercedes Henríquez Encina casó en 1887 con don Ricardo Silva Silva, siendo los padres del segundo Cardenal de Chile.

DON RICARDO SILVA SILVA
Su labor a favor de Villa Alegre
El padre del Príncipe de la Iglesia Chilena provenía de Colchagua, habiendo nacido en San Fernando en la segunda mitad del siglo XIX. Fue alumno del Colegio San Ignacio de Santiago donde forjó una sólida convicción cristiana. “Gracias a los jesuitas – recordó después el Cardenal Silva – mi padre pudo fundar su cristianismo no en los sentimientos, siempre pasajeros y mudables, sino en el estudio y el conocimiento razonado de las verdades de la fe” .
Más tarde ingresó a la Escuela de Leyes de la U. de Chile, identificándose, políticamente, con el Partido Conservador.
Radicado en Talca, Ricardo Silva contrajo matrimonio, como se dijo, con doña Mercedes Henríquez Encina y pasó a tomar parte decisiva en las actividades locales.
Don Ricardo formó parte de las fuerzas opositoras al Presidente Balmaceda, que en Loncomilla adquirieron gran fuerza, con intentos de volar puentes ferroviarios, lo cual llevó al gobierno a hacer fusilar a cuatro implicados en el puente Quilipìn, en Putagán. Fue tal la adhesión del padre del futuro Cardenal a esta revolución que llamó Marina a una de sus hijas, nacida en esos días, en homenaje al alzamiento de la armada, que inició la lucha por derrocar a Balmaceda.
El Cardenal narró en sus memorias que su padre fue condenado a muerte, salvando su vida, según refiere, por la intervención de la Virgen María Auxiliadora, a quien doña Mercedes se encomendó en esos días.
Vuelta la actividad política a la normalidad, don Ricardo Silva se hizo cargo del Molino de Loncomilla, fundado en 1852 por el abuelo de su esposa, don Feliciano Encina de Echeverría y que permitía realizar una gran actividad económica en la zona, exportando variados productos desde el puerto fluvial El Romero, ubicado junto al río Loncomilla, donde hoy está el Colegio Sagrados Corazones y que era, además, la casa de la familia Silva Henríquez.
Don Ricardo explotó, de igual forma, fundos en Liucura y Villa Alegre. Fueron así naciendo los hijos, hasta un total de diecinueve, de los cuales cuatro murieron en la niñez. Al escribir el Cardenal sus Memoria en 1990, solo sobrevivían cuatro: Raúl, Clementina, Anita y Hugo.
El futuro Cardenal nació en Talca el 27 de septiembre de 1907, por cuanto doña Mercedes, para contar con mejor atención médica, prefirió concurrir a esa ciudad. Pero apenas normalizado el alumbramiento, retornó a Loncomilla, donde se criaron sus numerosos hijos.

FUNDACIÓN DE LA COMUNA DE VILLA ALEGRE
Don Ricardo Silva que “Tenía el prestigio del hombre culto y en su alrededor se podían congregar las figuras de la inteligencia talquina” contribuyó grandemente al desarrollo económico de Villa Alegre, desde antes de su fundación como comuna. Es así como, al adquirir el legendario Molino de Loncomilla, hizo suya la idea que rondaba entre los vecinos, de desligarse de San Javier - a cuyo municipio se pertenecía – y ser una jurisdicción independiente.
De esta forma, apenas publicada la ley de diciembre de 1891, que creaba la comuna de Villa Alegre, don Ricardo Silva acaudilló a quienes enfrentaron a los ediles sanjavierinos, que negaron el derecho de los villalegrinos a dirigir su destino y su progreso.
Como ya las elecciones de 1891 se habían efectuado, fue necesario esperar hasta 1894 para constituir el municipio. San Javier opuso todos los obstáculos imaginables: designó como vocales a personas muertas o que no vivían en Villa Alegre, retrasó trámites, etc.
Don Ricardo Silva acaudilló enérgicamente a quienes protestaron por esta verdadera burla de la comuna vecina. Así, convocó a toda la comunidad a una reunión en el frontis de la Parroquia, que en esa época se utilizaba como plaza de armas.
El domingo 6 de octubre de 1892, a las diez de la mañana, cientos de personas se juntaron para defender sus derechos. La acción despertó incluso la curiosidad de la prensa de Talca.
Don Ricardo Silva fue el único orador. Con palabras vehemente protestó por “La ofensa directa que les infirieron al pretender dejárseles sin mesa inscriptora y arrebatarles, por lo tanto, su legítimo derecho de independizarse como territorio municipal”
Los habitantes de la apacible villa advirtieron, por primera vez, que se les negaba la opción de buscar su desarrollo y progreso. Todos adhirieron a la causa que lideraba don Ricardo Silva quien, sin demora, redactó un amplio memorial a las autoridades del gobierno central y al Congreso Nacional, denunciando estas maniobras de San Javier, a fin que se pusiera fin a la situación “Desventajosa y anormal en que el ardid de unos cuantos politiqueros inescrupulosos han colocado al territorio municipal de más población que forma el Departamento de Loncomilla”
Con energía, don Ricardo Silva hizo presente a las autoridades que Villa Alegre estaba postrado, con el flagelo de pestes, como la viruela, que diezmaba familias enteras, el bandidaje que imperaba sin control en los campos. El Molino proveía mano de obra para los cesantes, recursos y ayuda a los más pobres, alimentos para las escuelas. Incansable y preocupado, don Ricardo tendía su mano a quien lo requería. Su óbolo generoso, unido al de otros vecinos pudientes, logró que se terminara el edificio de la entonces vice parroquia en construcción, que se alzaba merced al esfuerzo de la Hermana María.

LA FUNDACIÓN DE LA PARROQUIA
El 13 de noviembre de 1892, el Obispo Plácido Labarca hizo una visita pastoral a la vice parroquia de Villa Alegre. Fue recibido apoteósicamente por miles de personas. Durante el almuerzo ofrecido al prelado, uno de los oradores fue don Ricardo Silva, quien expresó la esperanza de que el templo fuera elevado luego al rango de Parroquia.
El Cardenal Silva recordaría después “En aquellos años mi padre fue el verdadero centro de una formación religiosa que pronto se convertiría en vocación. Conservo en la memoria cierta noche en el molino de Loncomilla, adonde solía acompañarme y quedarme con él, compartiendo un cuarto. Aquella vez, mientras nos acostábamos, me preguntó si había rezado. Tuve que decir que no.
-Siempre se debe rezar antes de acostarse – dijo, con una convicción que se me quedó grabada -. Yo no olvido nunca esta recomendación de mi padre. Todas las noches rezo por él una Salve…”
Cuatro años más tarde, en 1896, una delegación encabezada por don Ricardo Silva viajó hasta Concepción para entrevistarse con el Obispo Labarca y solicitar la designación de Parroquia para el templo local. Monseñor Labarca acogió con agrado la petición y dispuso se iniciaran los trámites canónicos del caso.
En 1899 las gestiones estaban muy avanzadas, en virtud de lo cual se acordó la construcción de los altares, los que fueron apadrinados por don Ricardo Silva y su esposa Mercedes Henríquez. Cinco meses más tarde, el 4 de diciembre de 1899 el Obispo Labarca expedía el auto respectivo que, respaldado por un decreto supremo del gobierno, creó la Parroquia del Niño Jesús de Villa Alegre, la que inició su vida pastoral justo con nacer el nuevo siglo XX.

Pese a su ventajosa posición en la comunidad, don Ricardo Silva no quiso participar en política y no postuló a los cargos municipales. Su única gestión en este sentido, es su desempeño como Secretario Municipal a contar del 1 de agosto de 1897 y hasta octubre de ese año.

Don Ricardo Silva falleció en 1931. Hoy una calle de Villa Alegre lleva su nombre, en la que se ubica una ermita en recuerdo de la visita de Juan Pablo II a Chile en 1987. El Cardenal Silva bendijo ese lugar y la calle en 1989, como de igual forma estuvo presente en la misa del Centenario de Villa Alegre, el 6 de mayo de 1991, junto al Obispo Monseñor Carlos Camus Larenas y al Párroco, Padre René Vio Valdivieso.

EL SACERDOTE RAUL SILVA HENRÍQUEZ
Cuando el joven Raúl le dijo a su padre que “deseaba ser hermanito” don Ricardo le respondió que ello era algo muy serio y primero debía formarse y ser un profesional. Ahí podía elegir el destino que quisiera.
Una vez concluidos los estudios en la Blanco Encalada de Talca, ingresó a la Universidad Católica a estudiar leyes. Se graduó de abogado en 1930 con la tesis “Asignación, Modales”.

En enero de 1930 ingresó al Noviciado de la Congregación Salesiana en Macul. Estudió Filosofía en Chile y posteriormente se doctoró en Teología y Derecho Canónico en el Estudiantado Internacional de Turín de la Congregación Salesiana. Fue ordenado sacerdote el 4 de julio de 1938 por el Cardenal Maurilio Fossatti, Arzobispo de Turín.
De vuelta en Chile, se dedicó preferentemente a la educación, ejerciendo funciones docentes o directivas en los colegios Camilo Ortúzar, Patrocinio de San José, Rector del Templo Nacional San Juan Bosco, Director del Liceo Manuel Arriarán Barros, Director del Instituto Teológico Don Bosco, etc.
Fue, además, Director de la Revista Rumbos y de diversas fundaciones religiosas. Es co-fundador y Presidente Nacional de Caritas-Chile y Vice Presidente Mundial de esta institución, Presidente del Instituto de Viviendas Populares.
Fue Obispo de Valparaíso desde octubre de 1959 hasta mayo de 1961.

EL CARDENALEl 25 de mayo de 1961, el Papa Juan XXIII nombró como arzobispo de Santiago, ante la sorpresa de la opinión pública que no lo consideraba entre los favoritos para suceder al cardenal José María Caro. Sólo un año después, en febrero de 1962, el mismo Papa lo nombraba cardenal, recibiendo el capelo cardenalicio de sus manos el 19 de marzo del mismo año.
A partir de ese momento y durante 20 años, el cardenal Raúl Silva Henríquez debió afrontar una de las épocas de cambio más traumáticas de nuestra historia, marcada por sostenidas demandas sociales y la polarización de la clase política que buscaba dar respuesta a los problemas sociales con soluciones ideológicas excluyentes, que culminaron con el quiebre democrático y la instauración del régimen militar del General Augusto Pinochet. En este difícil contexto histórico, el cardenal Silva Henríquez, cuyo pensamiento siempre estuvo marcado por su profunda fe y amor a Chile, supo ser fiel a su papel de pastor llamando al diálogo y constituyéndose en la voz de los más desamparados. Asimismo supo llevar a cabo su obra social como promotor de instituciones en beneficio de los sectores de extrema pobreza.

Su sensibilidad quedó reflejada en un hermoso texto llamado "Mi sueño de Chile", donde señalaba: “Quiero que en mi país todos vivan con dignidad. La lucha contra la miseria es una tarea de la cual nadie puede sentirse excluido. Quiero que en Chile no haya más miseria para los pobres. Que cada niño tenga una escuela donde estudiar. Que los enfermos puedan acceder fácilmente a la salud. Que cada jefe de hogar tenga un trabajo estable y que le permita alimentar a su familia”


Falleció en Santiago el 9 de abril de 1999. Sus funerales fueron muy concurridos y miles de personas pasaron frente a su urna, en el primer templo del país. Sus restos descansan en la Cripta de la Catedral de Santiago.

EL CARDENAL SILVA Y VILLA ALEGRE
Durante años y hasta que su salud se lo permitió, el Cardenal Raúl Silva Henríquez visitó Villa Alegre. A veces se hospedaba en las casas – que habían sido de su familia – en el Colegio de los Sagrados Corazones o en la residencia parroquial de Villa Alegre, como huésped de su amigo, el Padre René Vio Valdivieso. Era común verlo pasear por las calles, hacer misa los sábados o departir con conocidos de su niñez. Más de una vez, en las conversaciones que sostuvo con el autor de estas líneas, expresó sus deseos de descansar en esta tierra, tan grata a sus afectos, después de sus días. Fue un vecino más que disfrutaba de recorrer las calles sombreadas de naranjos, que estuvo atento a su devenir y en una de las últimas actividades de su longeva existencia, presidió la misa del Centenario de la fundación de la comuna, a la que su padre ayudó a dar vida legal.

Villa Alegre, otoño de 2007.
Un Aporte Del Historiador.
Jaime González Colville.


Interesante solomente queria egregar algo que talves no esta el los libros de historia y que tampoco los historidores lo van a tomar en cuenta o simplemente no hay registro de lo que les voy a contar.... mi abuela nolbertina gonzalez , me conto hace un par de años no recuerdo cuando , creo que fue cuando el cardenal fallecio , me dijo "Mi mamita siempre estuvo orgullosa del niñito " por que le pregunte y me dijo mi mamita elvira o sea su mama fue su nana desde que nacio el cardenal. Yo no conosi a la mamita elvira fallecio a lla por 1968 bien vijita en melocura y sus años de juventud crio al cardenal Raul Silva Henriquez.




Nos Vemos Pronto.

THEO.

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