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jueves, 11 de octubre de 2007

Un Tenue Fito Paez

El público talquino suele rendirse a un artista con sólo ver su torso. Hay que ser honestos. Fito Páez salió acompañado de un piano a cantar. Los que esperaban un show potente, de esos que Páez brinda a menudo, tuvieron que guardarse sus ganas de rockear. Más allá de que el último disco del cantante sea acústico, cabe destacar que la producción jamás anunció que el recital sería en ese formato, lo que no deja de ser triste y engañoso.

El arranque fue más bien fome. Temas nuevos. "Estoy descubriendo éstas canciones con ustedes" explicó el argentino en las primeras palabras de su show. Lo que parecía una noche tenue y fría pronto dio un vuelco con “11 y 6” (Giros 1985), aquella canción clásica del rock latino que relata el amor de dos pequeños en la calle Corrientes de Buenos Aires.

Luego vinieron más temas desconocidos de su último disco "Rodolfito" (2007). Sin embargo la gente aplaudió hasta las risas del autor de Circo Beat. Claramente cuando interpretó temas como “Un vestido y un amor” o la nueva versión de “Dos días en la vida” (ambas de El Amor Después del Amor 1992), Páez era el niño iluminado que un día salió de Corrientes para dedicarse a la música.


El gran acierto fue cuando sacó su guitarra eléctrica con un efecto overdrive (sonido que simula un amplificador a tubos saturado) para interpretar “Ciudad de Pobres Corazones” (1987) y Naturaleza Sangre (2003). Fue el sonido más cercano a una banda que tuvo el show. Lo que más prendió. La inyección de adrenalina que argentino debía a esta alturas del concierto. Páez se sentía casi en un bar de Buenos Aires: a capela y con la ovación de todo un teatro.


La puesta en escena no era nada de otro mundo. Luces digitales y un fondo donde se proyectaban imágenes y letras de las canciones. A veces la iluminación fue débil, en otros momentos generó buenas atmósferas. Páez agradeció a sus tres padres musicales según él: Luís Alberto Spinetta, Charly Garcia y el líder de los Gatos, Litio Nebia. Le siguieron varios Instrumentales en piano que no tenían mucho fundamento, más allá demostrar lo buen pianista que es el trasandino.

Ya cuando se acercaba a la hora y 15 minutos de show sacó de su bolsillo los clásicos “Dale alegría a mi Corazón” (Tercer mundo 1990) ,Mariposa Technicolor (Circo Beat 1994) y A rodar mi vida (El Amor Después del Amor 1992). Con eso la gente se fue feliz. Maestro le gritaban algunos fanáticos. Una noche casi redonda, el casi porque la ausencia de su banda (que no es cualquier banda, revisen videos en youtube) se notó a ratos bastante. Que lata que siempre los artistas vengan en forma acústica al Teatro Regional Del Maule, recordemos el caso de Rafael y Serrat, más cuando las entradas no están al alcance de cualquiera.



Fuente: http://www.fotolog.com/neoliberalove.

Nos Vemos Voten .

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